bésame con esos dulces y melodiosos labios […]
Muévete poco a poco, apenas nada, despliega tus muslos
y acógeme despacio mientras nuestros labios se buscan
a ciegas conteniendo la sangre que bulle en nuestras gargantas.
Muévete poco a poco, no te muevas nada, pero guárdame,
dentro, quedo, muy dentro de ti, mientras el tiempo se desvanece,
como este río se aleja de este lecho de nenúfares,
y los momentos furtivos se diluyen y desaparecenen
nuestra carne mortal y eterna
No hay comentarios:
Publicar un comentario